Opinión: Cuestión de fuerza, por Jaume Ferrer

Redacción - Tradesport08/06/2023
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Durante muchos años, demasiados, el sector de artículos deportivos no ha destacado, precisamente, por su unión. Intentos de ir todos a una ha habi­do muchos, pero casi siempre, o han fracasado, o no han tenido el apoyo que se esperaba. Durante muchos años, demasiados, el "divide y vencerás" se ha impuesto al "la unión hace la fuerza". Y casi siempre, ha sido por la misma razón: porque los grandes, los que podrían y deberían tirar del carro, los que arrastrarían a todos los demás, no se han preocupado lo más mínimo por apoyar proyectos comunes. Mejor librar batallas solos, que lo que se consiga, será para ellos.Y hablamos de marcas y, también -o,sobre todo- de tiendas.

Afortunadamente, y por varias razones, -que casi siempre tienen que ver con la necesidad-, las cosas han cambiado considerablemente en los últimos años. Las crisis asustan, y el miedo suele ser un buen motivo para empezar a darse cuenta de que avanzar acompañado tiene sus ventajas. Y si encima el sector da un salto cualitativo y cuantitativo, con infinitas oportunidades para aprovechar, mejor que mejor. Y es en este contexto donde muchas asociacio­nes se han ido haciendo fuertes, especialmente las vinculadas a segmentos inmersos en una fuerte evolución a nivel de práctica y ventas.

Pese a quien le pese -y todavía le pesa a más de uno- en cualquier sector las asociaciones desempeñan un papel fundamental en la defensa de los intereses de sus empresas. O debería ser así.

Lo normal, no nos engañemos, es lo que está pasando ahora y no el individua­lismo que, hasta hace poco, definía a muchos de los segmentos de nuestro sector. Porque, pese a quien le pese -y todavía le pesa a más de uno- en cualquier sector las asociaciones desempeñan un papel fundamental en la defensa de los intereses de sus empresas. O debería ser así. Estas organi­zaciones, si consiguen representatividad, son una voz unificada que trabaja para la industria. Y evidentemente su influencia y su poder dependerán de la cantidad y calidad de sus miembros.

Es de Perogrullo, pero una de las principales razones por las que las asocia­ciones son vitales es su capacidad para representar los intereses colectivos de un sector. La teoría dice que, al unir a múltiples actores bajo un mismo paraguas, este tipo de organizaciones pueden negociar con autoridades gu­bernamentales, entablar diálogos con otros sectores y participar en la toma de decisiones que afectan directamente a su ámbito de actividad. Esto les brinda una posición privilegiada para abogar por políticas que fomenten el crecimiento, la competitividad y la sostenibilidad de su sector.

Más teoría: estas asociaciones son -o podrían ser- un foro de intercambio de conocimientos y buenas prácticas entre sus miembros. Un entorno en el que compartir experiencias, discutir tendencias emergentes y aprender unos de otros. El intercambio de información, algo tan básico como compartir puntos de vista o sensaciones, puede ser muy importante para trazar una hoja de ruta conjunta. Para marcarse objetivos comunes.Y eso,que parece tan simple y tan básico, ha sido uno de los grandes errores del sector durante años. Porque compartir no se veía como una oportunidad sino como una debilidad. O como una manera de dar excesiva información a la competencia. El gran enemigo de cualquier asociación, y en eso sabemos de lo que hablamos, es la desconfianza. Que es casi peor que el individualismo.

El intercambio de información puede ser muy importante para trazar una hoja de ruta conjunta. Para marcarse obje­tivos comunes. Y eso, que parece tan simple y tan básico, ha sido uno de los grandes errores del sector durante años. Porque compartir no se veía como una oportunidad sino como una debilidad.



Otra ventaja clave de las asociaciones, probablemente una de las que se ha revelado como más importante, es su capacidad para fomentar la colabo­ración y la creación de redes entre sus miembros. Al reunir a empresas con intereses similares, es más fácil generar alianzas estratégicas, cooperar en proyectos conjuntos y/o impulsar sinergias que fortalezcan la posición de las empresas y de todo el sector. Y evidentemente esta red de contactos también puede abrir puertas a nuevas oportunidades de negocio, promoviendo el cre­cimiento económico y la expansión de los miembros de la asociación. Además de defender los intereses de una industria, las asociaciones también desempeñan -o deberían hacerlo- un papel esencial en la promoción de es­tándares de calidad y ética en su sector.A través de códigos de conducta,cer­tificaciones y programas de autorregulación, estas organizaciones garantizan la integridad y la profesionalidad de sus miembros, algo que no solo genera confianza entre los consumidores, sino que también contribuye al fortaleci­miento y la reputación del sector en su conjunto.

Por último, es muy importante tener en cuenta el papel que puede jugar una asociación para todas esas empresas pequeñas que no tienen altavoz para hacerse escuchar. Porque uno de los grandes valores añadidos de cualquier asociación es que no solo representan a grandes compañías, sino que tam­bién son una plataforma para las pequeñas y medianas empresas que no pueden hacer oír su voz de manera individual y que, bajo el paraguas de una asociación, sí tienen la posibilidad de poner sobre la mesa sus inquietu­des, sus intereses y sus necesidades. Y tener, con ello, más posibilidades de aprovechar todas esas oportunidades que ofrece el asociacionismo. Que son muchas.Y por suerte, nos vamos dando cuenta de ello ..

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