Nike ha confirmado que los aranceles suponen un golpe significativo para sus cuentas: un coste adicional estimado de 1.000 millones de dólares que afectará directamente a sus márgenes en el ejercicio fiscal en curso. El impacto se concentra especialmente en el primer semestre y representa un recorte de 75 puntos básicos en el margen bruto de la compañía.
La empresa ya ha comenzado a tomar medidas para mitigar ese sobrecoste, incluyendo una reestructuración en su cadena de suministro. Uno de los principales movimientos es la reducción de la dependencia de China: actualmente, el 16 % del calzado que Nike importa a EE.UU. procede de este país, pero se espera que esa cifra caiga a “un dígito alto” antes de cerrar el año fiscal 2026.
Además, la firma estadounidense ha iniciado un “aumento quirúrgico de precios”, que comenzará a aplicarse en otoño de 2025, con el objetivo de compensar parcialmente la presión arancelaria sin trasladar todo el coste al consumidor.
“Estamos trabajando con nuestros socios para minimizar el impacto total en el cliente”, afirmó Matt Friend, CFO de Nike, durante la presentación de resultados. La empresa también continúa su plan de recorte de costes, que incluye despidos en áreas corporativas y tecnológicas, en el marco de una reestructuración de 2.000 millones de dólares anunciada en 2024.
Pese a este contexto complicado, Nike mantiene su apuesta por la estrategia “Win Now”, centrada en la innovación de producto y el retorno a sus raíces deportivas. Según el CEO Elliott Hill, la recuperación sigue su curso y la marca espera que los resultados comerciales comiencen a mejorar progresivamente en los próximos trimestres.
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