El coronavirus nos obligará a replantear los procesos de producción

Redacción - Tradesport27/03/2020

Más allá de la crisis sanitaria y económica que está provocando la pandemia y de sus consecuencias a medio y largo plazo (las que tiene a corto ya son bastante obvias), la situación a la que nos ha empujado un simple virus nos debe hacer reflexionar mucho sobre infinitos aspectos que pueden -y deben- marcas nuestro futuro y nuestra recuperación. Habrá que poner encima de la mesa, sobre todo, el valor real que tiene una sanidad pública fuerte y financiada, pero también será un buen momento para plantearse muchos aspectos que tienen que ver con la capacidad industrial de nuestro país.

La maldita crisis del coronavirus ha dejado muy claro que para cualquier país es fundamental potenciar la industria propia. Y es bastante triste que nos hayamos dado cuenta de porque nos esté costando cientos de millones de euros, y demasiado tiempo, acceder a según qué material sanitario. Mascarillas, batas o tests de control del virus hay que comprarlos sí o sí en Asia. Y menos mal que allí las cosas han mejorado y se ha vuelto a la normalidad, porque si no las cosas podrían ser todavía peor.

Muchos grandes operadores, como Inditex o El Corte Inglés, han movido ficha y se han puesto al servicio de los españoles para ayudar. Con dinero, con logística y, en la medida de lo posible, con producción (evidentemente el grueso de su producción está en Asia). También medianas y pequeñas empresas, algunas de ellas vinculadas al mundo del deporte (Chiruca, Joma o Lurbel por ejemplo) se han volcado con esta compleja situación y han puesto sus fabricas y sus productos al servicio de la sanidad, fabricando batas, mascarillas, calzado de protección y todo lo que está a su alcance fabricar.

El sector deportivo, dentro de lo que cabe, hace tiempo que tiene claras las ventajas de acercar la producción o, incluso, de fabricar aquí. Y empresas nacionales con fábrica propia y que producen la mayoría o la totalidad de sus colecciones en ellas hay muchas. Y cada vez habrá más porque ese control absoluto sobre la producción es, a día de hoy, uno de los mayores valores diferenciales de las compañías del sector.

En cualquier caso, más allá de los problemas que puede conllevar en cuanto a calidad, control de la producción o tiempo de entrega, la fabricación de productos deportivos en China u otros países asiáticos no acarrea ningún problema para la salud de nadie. Alarga plazos, marca los tiempos de las programaciones y a veces conlleva problemas a nivel de entregas o de calidad del producto. Pero poco más. Nada grave para la población.

Ahora bien, cuando un país pierde la capacidad de producción en sectores tan importante como el de la sanidad, las cosas son mucho más graves. Y sí, puede parecer oportunista decir ahora que es hasta cierto punto vergonzoso que no haya una puñetera fábrica en España que pueda fabricar a gran escala mascarillas o un laboratorio con capacidad para fabricar tests rápidos con relativa velocidad, pero que sea oportunista no quiere decir que sea mentira.

Es triste, pero situaciones como la que estamos atravesando acaban sacando a relucir algunos de los muchos males que tiene la globalización, sobre todo aquellos que tienen que ver con enviar la producción de casi todo a 15.000 kilómetros. Hay cosas que, obviamente, es mucho más rentable fabricar en esos grandes epicentros de la producción (y no siempre las de primer precio) pero también es importante proteger una industria propia que nos permita estar preparados para según que situaciones. ¿Qué el coronavirus era imprevisible? Sin duda, pero lo que hay que exigirle a cualquier gobierno es que tenga capacidad de reacción ante lo imprevisible. Y gastarse miles de millones comprando a toda velocidad (y más caro de lo normal) a China, no es la mejor solución. No había otra, evidentemente, pero como mínimo hay que tomar nota.

Ver oportunidades en una crisis como esta es complicado. Casi imposible. Pero como mínimo hay que empezar a ver en qué nos hemos equivocado para que, cuando pase la tormenta, podamos analizar nuestros errores, corregirlos y ser infinitamente más previsores… y protectores.

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