Opinión: "Di tú sí", por Andrés de la Dehesa

Redacción - Tradesport15/10/2021

Tirando un poco de humor, titulo esta opinión con la descripción del conocido `anglosajonismo ´ Direct To Consumer, que tanto nos está dando que hablar y del que, sin duda, lo mejor está por venir. Es el consumidor el que tiene que decir que SÍ, para que sus datos pasen a engrosar el inicio de una larga y fructífera relación en muchos casos.

Gracias a la tecnología y a nuestro consentimiento, a pagos de suscripciones, o a simples accesos gratuitos de múltiples aplicaciones, el mundo de la globalización de los servicios en base a nuestros gustos y preferencias, se ha convertido en el nuevo mantra de las grandes marcas de todos los sectores.

Inmersos en un nuevo proceso de globalización fundamentado en la conectividad, y en lo que nos va a permitir el 5G, los servicios sustituyen en importancia a los productos que indudablemente están ahí, pero que quedan relegados a un segundo plano. La escalabilidad que ofrece la tecnología ha permitido que Netfl ix o Spotify transformaran absolutamente los hábitos de millones de personas en todo el planeta. Los servicios ahora se conciben para un alcance mundial, para todos aquellos que estemos conectados.

Inmersos en un nuevo proceso de globalización fundamentado en la conectividad, y en lo que nos va a permitir el 5G, los servicios sustituyen en importancia a los productos ,que quedan relegados a un segundo plano

Lo local va a quedar relegado a la “última milla”, a esa capilaridad necesaria para que los productos físicos lleguen a su destino. La materia prima de los negocios emergentes son nuestros datos, defi - nitivamente necesarios para que nos presten servicios personalizados. En el siglo pasado existían las tiendas de discos y los videoclubs, y muchas personas trabajaban en ellos… pero la globalización de los servicios -que indudablemente incluyen productos-, está modifi cando sustancialmente las reglas del juego. Si no hay datos, no hay conocimiento del consumidor, y no hay negocio. La encarnizada lucha por los datos, por nuestros datos, va a ser “comparable” con las crisis del petróleo… y Europa no está precisamente en la mejor posición.

Pero volviendo a lo nuestro, a los practicantes de muchas actividades deportivas (y no estoy hablando de deportistas profesionales, sino de tod@s nosotr@ s), utilizamos nuestros móviles, nuestros relojes, para poder registrar nuestras actividades… ¿somos verdaderamente conscientes del poder que otorgamos a esas aplicaciones? Además de poder decirnos cuándo debemos cambiar nuestras zapatillas, o las cubiertas de nuestras bicicletas, van a poder recomendarnos destinos donde practicar nuestra actividad en función de nuestras rutinas y preferencias.

No tardaremos en acuñar términos de pobreza digital, no en referencia a infraestructuras y conectividad, sino de carencia de datos para poder desarrollar servicios que puedan competir con quién sí haya hecho correctamente los deberes con los datos de sus potenciales clientes.

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