La ruptura de la relación entre Kanye West y Adidas el pasado octubre está afectando más de lo esperado a la marca alemana, que no sólo corre el riesgo de terminar el año en números rojos, sino que además enfrenta ahora una demanda impuesta por sus propios accionistas.
Los inversores acusan a la marca de un presunto fraude provocado por el engaño deliberado que habrían practicado en relación con su ya extinta asociación con el artista. Sostienen los demandantes que la junta directiva (liderada por el ya ex director ejecutivo de la compañía Kasper Rorsted y por su todavía director financiero, Harm Ohlmeyer) conocían el perfil problemático del rapero y sabían que su colaboración guardaba un peligroso potencial para las cuentas de la multinacional. Sin embargo, habrían optado por no informar de ello ni tomar las medidas necesarias para proteger los intereses de la compañía, o de sus accionistas.
Y es que, desde sus primeros años, Kanye West ha sido una de las figuras más controvertidas de la industria del entretenimiento. En 2018 ya hizo saltar todas las alarmas cuando en una entrevista aseguró que "la esclavitud sonaba como una elección". Un discurso del todo inapropiado ante el que Adidas simplemente declaró: "Claramente hay algunos comentarios que no apoyamos. Kanye ha sido y es una parte muy importante de nuestra estrategia y ha sido un creador fantástico".
Sumado a esto, varios trabajadores de la empresa confesaron que el artista tenía a menudo conductas incómodas, como mostrarles imágenes explícitas con su entonces esposa Kim Kardashian, o gritar a los trabajadores de la fábrica. Pero por aquel entonces, la marca quería evitar a toda costa cortar los lazos con West, por lo que incluso se llevaron a cabo juntas para "instruir" a los trabajadores a ignorar y evitar el contacto con el músico.
No fue hasta 2022 cuando la marca optó por poner fin a la relación con el cantante por sus comentarios antisemitas: "Adidas no tolera el antisemitismo ni ningún otro tipo de incitación al odio. Los recientes comentarios y acciones de Kanye han sido inaceptables, odiosos y peligrosos, y violan los valores de diversidad e inclusión, respeto mutuo y equidad de la compañía".
La finalización del contrato afectó a la multinacional más de lo que se esperaba, pues las perdidas derivadas de la retirada del mercado de los productos Yeezy, nombre de la colección de productos diseñados por West, asciende a unos 1.300 millones de dólares. Esto ha sido lo que ha despertado la ira de los accionistas, que aseguran que los directivos de la empresa eran conscientes del comportamiento errático del músico, pero no tomaron medidas para evitar un desastre en caso de que la relación laboral con este se viera interrumpida.
"(Adidas) ignoró los riesgos de un exceso de oferta de zapatillas de la marca Yeezy en caso de que la asociación terminara repentinamente y, en particular, si la demanda de las zapatillas cayera debido a cualquier controversia en torno a West.", detalla la demanda presentada por los inversores.
No obstante, West no figura como responsable en el texto, que culpa del desastre financiero de Adidas únicamente a sus directivos.
Fuente: elperiodico.es
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