Opinión: Práctica y postpandemia

Redacción - Tradesport19/01/2023
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A mediados de diciembre el CSD publicó su estudio sobre los hábitos deportivos de los españoles en 2022. Y el primer titular no es especialmente malo: seis de cada diez españoles practicaron deporte a lo largo de este 2022. Periódica u ocasionalmente (un matiz importante). El porcentaje exacto, según el estudio, es de 57,3%, lo que supone un incremento de 3,8 puntos respecto el año 2015, última vez en la que se hizo el estudio antes de la pandemia. Desde el CSD se felicitan por este crecimiento, pero sinceramente, a mí me parece muy pobre.

Es cierto que estamos infinitamente mejor que hace 10 o 15 años, cuando los índices de práctica estaban por debajo del 50%, incluso del 45%, pero las cifras siguen siendo bastante pobres si nos comparamos con ciertos países europeos. Países donde, por cierto, sus condiciones no son, ni por asomo, tan buenas como las que tenemos aquí. Que seis de cada diez españoles hagan deporte no está mal, el problema es que, si escarbamos un poco en esa cifra, lo que veremos es que en ese porcentaje hay mucho practicante ocasional. Muy ocasional. Y esa gente también está entre los que “han practicado deporte este 2022”. Y habría que ver, también, que se entiende realmente por “hacer deporte”. Pero ese es otro tema.

El nuevo estudio sobre práctica deportiva del CSD confirma algo que era bastante previsible: que a medida que fuéramos superando la pandemia, la práctica iría a la baja

Pero más allá de lo que puedan entender unos y otros sobre lo que significa hacer deporte, una de las cosas más significativas de la encuesta es que si en vez de comparar el porcentaje de practicantes en 2022 (57,3%) con el de 2015 (53,5%), lo hacemos con el de 2020, en plena pandemia, lo que vemos es un descenso de hasta 2,8 puntos. Este descenso, previsible, confirma lo que muchos ya avisamos desde el día 1 después del encierro: que la práctica crecería, pero que cuando las cosas recuperen cierta normalidad, volvería a descender. Una obviedad, pero nunca está de más confirmarlo con los datos.

Cuando nos dejaron salir de casa después de esos dos meses de clausura la gente se tiró en tromba a la calle, y teniendo en cuenta que apenas nos dejaban hacer nada y que la salud se convirtió en algo casi obsesivo para muchos, era bastante previsible que el deporte pegaría un salto cuantitativo considerable. Y lo hizo. Probablemente menos de lo que muchos creíamos, viendo las cifras del CSD, pero se notó, y mucho, que había más gente haciendo deporte. ¿Qué deportes? Pues en eso también nos ha sorprendido la encuesta, porque, aunque es hasta cierto punto lógico que la actividad más practicada sea el senderismo y montañismo -pasear por la montaña se considera deporte en este estudio, como también se considera deporte un desplazamiento en bici por la ciudad-, resulta un tanto extraño que deportes como la natación o la “gimnasia intensa” estén por encima del running o el pádel. Pero eso también es otro tema.

Otro dato que nos ha sorprendido tiene que ver con las cifras de “paseo”. Por su importancia, la Encuesta investiga de forma específica “la práctica de andar o pasear, al menos diez minutos seguidos” y los datos, aun siendo buenos (el 72,1% de la población lo hace) apenas han cambiado en los últimos 12 años. Con una pandemia de por medio y después de unos interminables meses en los que andar era de las pocas cosas que se nos dejaban hacer. Desde el CSD se felicitan de que “muchas de las personas que accedieron a la práctica deportiva en plena crisis de la Covid-19 han mantenido este hábito cuando ha remitido la crudeza de la pandemia”. Es cierto. Pero muchas otras no. De hecho, como hemos dicho, los índices han bajado en los últimos dos años. Como era de esperar. Como pasa siempre que algo crece más de lo esperado por motivos “extraordinarios” que no tienen nada que ver con el esfuerzo directo que se haya podido hacer.

La cultura del bienestar y el deporte que se construyó tras el encierro quedará en nada si este gran universo del deporte no empieza a trabajar para que los repuntes de la práctica no se den solo cuando una crisis, económica o sanitaria, nos dé un bofetón.

Al fin y al cabo, mucha gente se lanzó a hacer deporte porque no tenía otras alternativas de ocio. Sí, claro que también había un tema de salud, porque durante un tiempo todos pusimos en el centro de nuestras vidas el factor salud, pero al final esa semiobsesión se acaba dejando atrás, dejando ver que, el verdadero motivo por el que la práctica se disparó fue porque no había otras opciones. Es cierto, para ser justos, que sí que hay mucha gente que, con la pandemia, ha cambiado sus hábitos deportivos y ahora práctica deporte con mucha más asiduidad, pero el gran grueso de la gente que durante la pandemia empezó a hacer más deporte del que hacía, ha vuelto a su “frecuencia” precovid.

En fin, la evolución que refleja el estudio creo que es pobre. España no es un país más activo, es un país un poco menos sedentario. Y la diferencia, aunque sutil, es significativa. Sobre todo porque, por tendencia, todo parece indicar que la burbuja postcovid se irá deshinchando y que esa cultura del bienestar y el deporte que se construyó tras el encierro quedará en nada si este gran universo del deporte no empieza, ya, a trabajar para que los repuntes de la práctica no se den solo cuando una crisis, económica o sanitaria, nos dé un bofetón.

Por Raul Bernat

Tradesport

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