ISPO 2022: ni tan mal

Redacción - Tradesport01/12/2022
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Este miércoles se ha cerrado la edición 2022 de ISPO. Una edición de reencuentro después de dos años sin feria y que, además, estrenaba fechas -se adelantaba dos meses a las fechas habituales- y duración -tres días en vez de cuatro-. Y el balance, más allá de las cifras oficiales, es bueno. Las expectativas no eran muy altas, por los recelos de las nuevas fechas, por la ausencia de muchas grandes marcas y porque el contexto sigue sin ser todavía el más idóneo para ser optimista, pero aun así el resultado final nos ha dejado muchas cosas buenas. Otras malas, evidentemente, pero siempre es mejor centrarse en el lado bueno de las cosas. Sobre todo, después de dos años sin ISPO.

En el saco de lo bueno lo primero, sin duda, es que se haya celebrado. Con menos pabellones, con menos expositores, con el mundo del esquí prácticamente inexistente en la feria, con muchos huecos en los pabellones B… pero se ha celebrado. Y eso hay que agradecérselo, y mucho, a sus responsables. Quizás hubiera sido más fácil anteponer la rentabilidad y plantearse un nuevo aplazamiento, pero no lo han hecho. El sector necesitaba, después de dos años huérfano de esta gran feria, volver a encontrarse. Todos estamos hartos de hablar a través de pantallas y había muchas ganas de verse en persona. Más, incluso que de tocar producto. Lo importante era el cara a cara, el volver a estrechar manos y compartir un rato de charla “física”. Puede que incluso eso fuera más importante que el negocio.

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El tráfico fue especialmente bueno en los pabellones A. Los dedicados al outdoor, el segmento que mejor ha encajado el cambio de fechas. Puede que, incluso, fuera el que lo propició. Todo el proceso de fabricación de textil outdoor se ha adelantado y para este universo enero ya quedaba lejos. Noviembre, en cambio, es una época perfecta, sobre todo para las marcas del centro y el norte de Europa. Así que, en general, todos satisfechos. Tráfico y negocio. Faltaban muchas grandes marcas que sí habían asistido a la última ISPO prepandemia, pero eso no afectó en exceso a la buena marcha de esta parte de la feria. Además, no hay que olvidar que, aunque la ausencia de las grandes reste metros, también da más protagonismo a las otras marcas, que ganan tráfico y notoriedad. Que es lo que buscan cuando acuden a este encuentro.

Los compradores habituales de ISPO acudieron igualmente al encuentro -en el caso de los españoles no fueron muchos, por cierto, pero tampoco lo habían sido antes- y aunque muchas marcas no estuvieron presentes como expositores, si acudieron como visitantes. "Paseantes" decían algunos. Para curiosear, para tener un mejor pulso del mercado, para plantearse asistir el año que viene y, para que negarlo, para hacer negocio sin tener que ser expositor. Pero eso ha pasado siempre.

Otro aspecto a destacar, en positivo, es la vuelta del pádel a ISPO. En un desangelado pabellón C1, el pádel fue el protagonista, sobre todo la pista alrededor de la cual se ubicaron las 16 empresas que ocupaban el Pádel Village. Este segundo round, después del poco recorrido del primer intento hace 7 años, ha ido mucho mejor. Buen tráfico durante los dos primeros días, mucha curiosidad por este deporte y la mayoría de expositores satisfechos. El listón, es cierto, estaba muy bajo después de una Pádel Expo (Suecia) para olvidar -la mayoría repetían en ISPO- pero el balance, en general, es bastante positivo. Muchos contactos y bastantes esperanzas de que alguno de estos contactos se traduzca en algo bueno. También, para ser justos, algún expositor descontento porque las visitas fueron más para vender que para comprar, pero, en cualquier caso, el Pádel Village ha cerrado este segundo intento en positivo. Y con buenas sensaciones de que haya una tercera edición el año que viene. Y con más espacio.

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Precisamente dentro del Pádel Village tuvo lugar uno de los encuentros más destacables de este año. Al menos para la delegación española. Aprovechando la presentación del Clúster Internacional del Pádel -por cierto, uno de los grandes artificies de que el pádel haya vuelto a la feria y lo haya hecho con un buen balance- se llevó a cabo un pica a pica a modo de networking al que se sumaron Afydad e Indescat para, entre los tres, reunir a más de 150 personas que, durante un par de horas, compartieron impresiones sobre el pádel, sobre el deporte en general y sobre un presente y un futuro que, pese a un entorno todavía complejo, sí que ofrece muchas oportunidades para el sector.

También es importante destacar, dentro de esta edición 2022, la apuesta de ISPO por la innovación y, en especial, el nuevo FuturLab sobre el que se artículo todo el pabellón B2. No fue, ni mucho menos, una de las zonas más concurridas de la feria, pero en él pudimos descubrir nuevas marcas que se apoyan en la tecnología para crecer y ver algunas de las herramientas tecnológicas que pueden marcar el futuro de un sector que está obligado -desde hace tiempo- a apostar sí o sí por la digitalización, especialmente en todo lo que tiene que ver con el retail. Desde hace muchos años ISPO ha apostado muy fuerte por convertir la feria en algo más que un simple aparador de novedades, y apuestas como la de este año -que da continuidad a las que se pusieron en marcha hace tiempo-, aunque a priori no puedan parecer relevantes, son, sin duda, un servicio fundamental para expositores y visitantes. Para el sector en general.

En cuanto a la cruz, pocas cosas que decir. Que el espacio sea prácticamente la mitad que el de los años anteriores a la pandemia y que en algunos pabellones haya más pasillo que stands no es culpa de los organizadores. Probablemente ni del modelo. Las épocas doradas de ISPO, con los pabellones A y B totalmente ocupados, con todas las grandes marcas presentándose en stand majestuosos y con los pasillos a rebosar, han quedado atrás. Son otros tiempos y otros modelos de feria que ya no se sostienen. Ahora el servicio es prioritario y aunque ISPO ha hecho un gran trabajo en este sentido, su apuesta no tiene por qué ajustarse a todo el mundo. Que haya quien no le ve sentido a una feria no es culpa, ni mucho menos, de quien la organiza.

Es cierto que el cambio de fechas ha podido tener mucho que ver con ciertas ausencias, sobre todo las del esquí -noviembre es demasiado pronto para ellos- pero en cualquier caso la decisión de ISPO, según sus responsables ha priorizado el interés de la mayoría y ha tenido muy en cuenta los cambios que se han dado en los procesos tras la pandemia. “El cambio permanente de fechas es una decisión estratégica motivada por los cambios de mercado de gran alcance de los últimos años. La industria y el comercio minorista se enfrentan a cambios importantes en la cadena de suministro global, lo que también ha provocado cambios en los ciclos de pedidos. Programar ISPO Munich en enero o febrero, como era el caso anteriormente, es demasiado tarde para muchos participantes de la industria. Cuando la industria cambia también tenemos que encontrar nuevas formas. Las fechas al comienzo de los ciclos de pedidos específicos de la industria permitirá a expositores y visitantes profesionales tener una visión general más temprana del mercado” han explicado desde la organización.

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Balance oficial
Las cifras oficiales de ISPO hablan de 40.000 visitantes de 117 países (73% internacionales) que pudieron conocer las novedades de más de 1.700 expositores de 50 países diferentes. Los cinco principales países participantes, en cuanto a visitantes, fueron Alemania, Italia, Francia, Gran Bretaña y Austria.

“ISPO de Múnich 2022 ha demostrado claramente que el mercado está cambiando. Lo tendremos en cuenta para seguir desarrollando la feria. El mercado de artículos deportivos seguirá siendo muy relevante, pero al mismo tiempo la atención se centrará cada vez más en temas como la moda deportiva, el turismo, la digitalización, la salud y el fitness, la nutrición o los deportes electrónicos. Por lo tanto, promoveremos formatos innovadores que también nos den acceso a nuevos grupos y segmentos objetivos", dijo Tobias Gröber, Jefe del Grupo ISPO.

Ser positivos
A la última gran ISPO prepandemia acudieron 80.000 visitantes. El doble. También había el doble de espacio y ni una cosa ni otra quiere decir absolutamente nada. Compararse con hace 3 años es absurdo porque las cosas han cambiado radicalmente. Lo que no ha cambiado es el tesón de ISPO por volver. Y de la mejor manera posible. “Quien hace lo que puede no está obligado a más”. Y eso es un poco lo que le ha pasado a ISPO. ¿Podría haber sido mejor la edición 2022? Claro, eso siempre. Y la 2019 también. Pero ni el contexto era el mismo ni la pandemia lo había puesto todo patas arriba. Las cosas han cambiado mucho en los últimos dos años y pretender que una feria sea como hace 5 años es absurdo. Las necesidades y las estrategias de las marcas han cambiado e ISPO, como cualquier otra feria, está esforzándose para adaptarse a ello. Desde hace muchos años. Porque hace tiempo que ISPO apostó por los servicios. Por todo lo que va más allá -y tiene mucho más valor- que el simple vender y comprar. Porque dando pautas para afrontar el futuro también se lidera una industria. Así que, aunque sea con un modelo completamente diferente al de hace una década, larga vida a ISPO…

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