Outdoor 2016: Más periodistas que detallistas

Redacción Tradesport18/07/2016
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Parece exagerado. Pero no lo es. Más allá de las cifras oficiales que pueda dar el salón (y que se alejan bastante de las sensaciones que tuvimos quienes estuvimos allí), si hay algo especialmente destacable de esta edición es la escasa presencia de detallistas nacionales. Apenas pudimos contar una docena –siendo muy optimistas- y eso, sin duda, dice mucho de cómo están las cosas en el mundo del Outdoor… y en el sector.

960 expositores de 40 países y 21.507 visitantes de 92 nacionalidades. Estas son las principales cifras oficiales de esta vigesimotercera edición de la feria Outdoor. Y el balance global de los responsables del salón no es excesivamente malo a pesar de que la cifra de visitantes apenas ha cambiado (+0,2% respecto 2015): “Estamos muy satisfechos con la edición de este año. Se ha reforzado la internacionalización del salón y seguimos siendo el gran punto de encuentro del mundo del Outdoor, incluso en un momento tan complejo” han señalado Klaus Wellmann, CEO de Messe Friedrichshafen, y Stefan Reisinger, máximo responsable del salón.

Pero más allá de las cifras oficiales, están las sensaciones. Y la verdad, no fueron muy buenas. El salón, salvo el segundo día por la mañana, tuvo poco dinamismo. Mucho menos que otros años. Es obvio que la las novedades que presentan las marcas y los diferentes eventos que llenan la agenda del salón atraer a miles de visitantes, la mayoría de ellos profesionales, pero este año los pasillos, y los stands, no tenían el movimiento que sí tenían otros años.

La afluencia de españoles, como era previsible, ha ido a la baja. Y bastante. Apenas pudimos contar una docena de tiendas… Las de siempre y alguna que desembarcaba en OutDoor por primera vez. Y poco más. Si en el pasado ya nos sorprendió la ausencia de tiendas especialistas de referencia, este año más bajas inesperadas. Y si no van quienes deberían ir, poco más se puede decir. En Friedrichshafen, y en ISPO, cada vez se oye a más marcas sotar, con una mezcla de sorna y resignación, la frase “ha venido más gente a venderme que a comprarme”. Y eso no es precisamente bueno. El salón interesa más a la prensa que al comercio. Al menos en España.

Algunos seguirán empeñados en que el lugar no es el adecuado. O en que son malas fechas. Pero la realidad es que las cifras, tanto de visitantes como, también, de expositores, dicen mucho de cómo está el Outdoor en nuestro país. O, mejor dicho, de cómo está la distribución de este universo, porque afortunadamente, en lo que concierne a la práctica, las cosas no son tan preocupantes. Al contrario.

¿Novedades?
El mundo del oudtoor sigue muy vivo. En practicantes y, también, en industria. Y una buena prueba de ello es el balance que hizo el EOG durante el salón. Sin embargo, paseando por la feria, uno tiene la sensación de que todo está inventado y, sobre todo, de que en textil y calzado el margen para innovar es cada vez más reducido. Quizás algunas marcas se guardan sus principales novedades para ISPO, pero en OutDoor se han visto muy pocas cosas nuevas. La mayoría de marcas de textil y calzado hace tiempo que no lanzan al mercado algo realmente sorprendente. Se cambian colores, se añaden pequeñas funcionalidades, se apuesta por nuevos materiales (en eso sí que hay cierta innovación), se combinan tejidos y se da mil vueltas al diseño. Pero poco más. Y eso, obviamente, tiene una incidencia directa en las programaciones de los detallistas. En complementos, accesorios e, incluso, en material duro, la evolución es más tangible y el margen para lanzar al mercado algo realmente sorprendente es mucho más amplio. Como también lo es su recorrido en las tiendas especialistas.

Cambio de fechas
El salón adelante casi un mes sus fechas en la próxima edición, que se celebrará del 18 al 21 de junio. Aunque desde el salón y desde el EOG (el grupo que representa a las principales marcas europeas del Outdoor) se ve el cambio con mucho optimismo, es difícil saber qué va a pasar y, sobre todo, cómo van a reaccionar las marcas y, especialmente, las tiendas españolas. Probablemente la cifra de expositores nacionales no cambie demasiado. Y probablemente tampoco lo haga la de visitantes. La industria tendrá que adelantar un poco todos los procesos (algo que no parece complicado) pero poco más. Difícilmente la feria ganará peso como punto de encuentro para cerrar órdenes, así que el adelanto “sólo” servirá para que las novedades realmente lo sean (ahora muchas tiendas ya han visto el producto antes de que se presente en el salón) y los detallistas tendrán más tiempo para hacer las programaciones. Puede que el hecho de celebrarse en junio, un mes con menos carga de trabajo que julio, anime a algunos detallistas a acercarse a Friedrichshafen, pero el problema de la escasa asistencia de comercios nacionales en el salón no es, ni mucho menos, de fechas.

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