El pasado jueves 24 cerró sus puertas la cuarta edición de Sports Unlimited Valencia. A falta de un balance oficial por parte de sus organizadores, las sensaciones de quienes han estado allí han sido generalmente buenas. Y aunque este año han fallado algunos detalles -algunos importantes-, las conclusiones de muchos de los asistentes –tanto expositores como compradores- han ido dirigidas hacia una misma dirección: Sports Unlimited tiene que pulir todavía muchos aspectos, pero es un punto de encuentro necesario y con un modelo bastante más eficiente que una feria tradicional.
El modelo, consolidado
La primera reflexión que debe hacerse sobre esta cuarta edición, más allá de los fallos o aciertos en determinados detalles, es que el modelo que planteaban los organizadores ha quedado, una vez más, consolidado. Despertó recelos en su primera edición, ganó adeptos en la segunda y ahora, en esta cuarta, ninguno de los asistentes, ni del lado de los expositores ni del de los visitantes, tiene ninguna duda sobre su validez. Seguramente el producto ha ganado un protagonismo que en la primera edición se insistía en que no debía tener, pero aún así, las citas con agenda cerrada siguen teniendo un gran atractivo para muchas marcas, tanto para las que ya se han consolidado como, especialmente, para aquellas que todavía no están bien posicionadas en nuestro mercado.
El gran objetivo por el que nació este club de negocios, es que quien se reúna, lo haga para trabajar y que, además, lo pueda hacer en una atmósfera que propicie el diálogo. El modelo convencional de feria lleva años en entredicho y en nuestro sector apenas existen tres o cuatro ferias que aguantan el paso del tiempo sin cambiar en exceso el formato. Sports Unlimited Valencia aporta algo nuevo al sector. Y a estas alturas ya nadie lo duda. Es cierto que los pasillo están, durante los tres días que dura el salón, bastante vacíos -casi desérticos- pero lo que cuenta, al final, es la gente que está sentada en la mesa de cada stand. Y un año más, los expositores se han mostrado contentos con los resultados.
El retail no acaba de consolidarse
Que faltan marcas es una obviedad. Lo saben los expositores, los visitantes y, sobre todo, los organizadores. Pero todos sabemos que ni es fácil ni todas las marcas están dispuestas a apoyar un punto de encuentro como este (y, por desgracia, muchas no quieren apoyar ninguno). En el área de Facilities, a pesar de la celebración de una nueva feria de fitness en Madrid, apenas hay dudas y casi todos los grandes acuden al encuentro desde su primera edición. En retail el crecimiento está siendo mucho más lento de lo que cabría esperar y ni siquiera la segmentación en universos ha servido para dar más “vida” a esta parte. Ni outdoor ni running, dos de los segmento con mejor salud, han tenido protagonismo en este club de negocios y sólo el bike parece haber respondido a la llamada de los organizadores. Es cierto que hay más marcas, pero siguen faltando marcas "reclamo". Difícilmente se podrá convencer a determinadas marcas de que acudan a Valencia, pero si no se pulen algunos detalles, también costará convencer a quienes potencialmente pueden encajar en este modelo. Un modelo donde, todavía en esta cuarta edición, la oferta de expositores no está a la altura con la calidad de los compradores. Los responsables de las principales cadenas y grupos de nuestro sector y una larga lista de tiendas –asociadas e independientes- han acudido a Valencia para reunirse con las marcas, y sin embargo, a las grandes enseñas sigue sin convencerles esta cita. Algunas marcas, preguntadas sobre esta cuestión, han coincidido en un aspecto clave que explicaría este desfase: los expositores pagan por todo; los compradores no pagan nada. ¿Cuántos compradores acudirían al encuentro si no tuvieran el alojamiento y el desplazamiento cubiertos por la organización?
La formación, un reclamo con mucho peso
En esta cuarta edición, y como viene sucediendo desde que se puso en marcha este club de negocios, las jornadas formativas y la larga lista de actividades paralelas a las reuniones han tenido un protagonismo importante. Seguramente más que las agendas. Es cierto que habrá que estudiar alguna fórmula para poder encajarlas mejor dentro del encuentro porque algunas no tuvieron una gran respuesta, pero la realidad es que en casi todas las charlas la sala se quedó pequeña… y también la duración. Los temas eran lo suficientemente interesantes como para “arrastrar” a todos aquellos que estaban en Valencia, y el hecho de que se llevaran a cabo al final de la jornada de reuniones, ayudó a que también los expositores pudieran asistir a ellas. Podremos discutir si había muchas o pocas, si los ponentes eran los más adecuados, si es mejor hacer menos pero más largas o cuando es mejor hacerlas –hay gustos para todos, seguro-, pero lo que es incuestionable es que ya se han consolidado como uno de los puntos fuertes del Club de Negocios. Y para bien o para mal, es probable que sea el gran argumento para que muchos compradores se desplacen a Valencia. Y eso habría que estudiarlo…
Pulir detalles
Lo hemos dicho antes e insistiremos ahora. Este año han fallado muchos detalles. Quizás más que otros años. Y algunos se vienen repitiendo desde la primera edición. No es fácil, lo sabemos todos, organizar un encuentro como éste, y es imposible que todo el mundo esté contento, pero hay cosas que o no deben suceder o deben arreglarse rápidamente. Lo primero que no acabó de convencer a nadie fue el cambio de recinto. Demasiado frío, desangelado. Tampoco gusta demasiado que cuando una cita falla –y han fallado muchas- no haya alternativas. Compradores hay, y muchas veces se pasean por la alfombra sin hacer nada, esperando a que llegue su turno, cuando podrían sentarse en otra mesa que ha quedado vacía. Wi-fi inactivo durante dos días, salas de conferencias pequeñas, una megafonía estridente e inoportuna… Detalles que se pueden solventar con cierta rapidez pero que no se han solucionado, generando más de una queja entre expositores, compradores y, para que engañarnos, prensa.
Las criticas, creemos, son buenas, y deben encajarse bien. Son necesarias para cambiar y mejorar, y aunque probablemente en esta tercera edición se haya dado un pequeño paso atrás en algunos aspectos, el modelo se sigue consolidando. Y no es fácil. Hace cuatro años nadie daba un duro por este punto de encuentro, que comenzaba su andadura en el peor momento posible, pero con insistencia y mucha tozudez por parte de sus organizadores, ya llevamos cuatro ediciones. Habrá que ver cómo afecta a medio plazo la celebración de nuevos salones en Madrid, tanto de fitness como de bike, pero lo que nadie puede negar, especialmente entre los proveedores, es el gran esfuerzo de Reed, Feria de Valencia y de todos aquellos que hay detrás de ese proyecto.
Hay que mejorar cosas -ya habrá tiempo de analizarlas-, pero hay algo importante que todo el mundo debería tener muy claro: hay que impulsar –y apoyar- un punto de encuentro sectorial. Y hoy por hoy Sports Unlimited es la mejor propuesta.
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