Pedro Reig Marí, presidente de la Confederación Valenciana de Comercio (Covaco) y de la Federación Alicantina de Comercio de la Pequeña y Mediana Empresa (Facpyme) ha publicado, en el periódico La Verdad, esta interesante carta abierta el Ministro de Industria, Turismo y Comercio, Miguel Sebastián.
"La crisis económica mundial que explota en EE UU y se ha ido extendiendo como el aceite sobre todos los continentes, cebándose en España con el sector de la construcción, haciendo explotar la burbuja inmobiliaria, ha hecho saltar por los aires la teoría de las Administraciones a la hora de otorgar licencias para la construcción de centros comerciales por doquier. Desde el sector nos hemos cansado de denunciar públicamente que detrás de la construcción de muchos centros comerciales había un negocio inmobiliario y no una respuesta comercial a una demanda del mercado.
El reciente anuncio de Colonial, la segunda inmobiliaria española, de vender su filial Riofisa, promotora de numerosos centros comerciales, ante la imposibilidad de hacer frente a su deuda, evidencia la especulación inmobiliaria frente a los intereses de desarrollo de formatos comerciales sólidos.
¿Ahora que? Denuncias de saturación de mercado por parte del sector privado y oídos sordos por parte de la Administración, con la consiguiente concesión de licencias para construir más centros comerciales, a pesar de la saturación comercial que la contundencia de los datos demostraban, ha sido una triste y desgastadora constante.
¿Por qué no han escuchado a las más de 800.000 pymes de comercio? Mientras se ha estado aplicando esta política, se ha ido destruyendo tejido comercial urbano, se ha sacrificado la diversidad comercial por una oferta homogénea de los centros comerciales y se ha avanzando hacia oligopolios que, como ya se esta empezando a ver, limitan la capacidad de elección de los consumidores.
Precisamente, la libre elección de los consumidores es lo que persigue la Directiva Europea de Servicios, conocida como Directiva Bolkestein. Directiva, señor ministro Sebastián, que tiene que ser adaptada a nuestra normativa comercial en un plazo máximo de nueve meses y que, según el borrador sobre el que están trabajando desde su Ministerio, demuestra que sigue haciendo oídos sordos a los empresarios al frente de las pymes del sector.
Señor ministro, defienda el tejido empresarial base de nuestra economía. Las pymes de este país estamos sufriendo las consecuencias de una devastadora especulación urbanística que nosotros no hemos provocado pero de la que recibimos sus consecuencias en forma de estrangulamiento crediticio.
Ahora todo son intervenciones para deshacer lo hecho y recuperar a base de inyecciones de dinero publico sectores empresariales y financiero, pero el comercio en particular ha visto como durante una década la Administración ha mirado hacia otra parte cuando debía intervenir para buscar un equilibrio entre formatos y procurar la sostenibilidad del sector.
Durante estos años, hemos visto cómo la Administración se doblegaba a las grandes marcas con grandes presupuestos. Pan para hoy y hambre para mañana. Esas grandes inversiones inmobiliarias nunca han superado la aportación que a través de los impuestos hacemos las pymes y autónomos de comercio a las arcas estatales.
La sociedad española es madura para que no nos apabullen las grandes marcas comerciales y exigimos que nuestros representantes estén a la altura. Por eso le decimos que no nos podemos permitir más errores y por tanto, no podemos ser permisivos ante la adaptación de la directiva de servicios tal como la están planteando desde su Ministerio y que los 2.500 metros de superficie comercial sea el tope para regular un sector económico básico, como es el del sector del comercio.
Otro día hablaremos del papel de las Administraciones Autonómicas y Locales en esta cuestión, pero hoy, señor ministro, nos vemos en la obligación de decirle que cuando cae una o miles de pymes comerciales, como es el caso actual, no hay ERE, no hay inyección de fondos públicos, pero sí hay miles de empresarios y trabajadores cansados de no ser escuchados. A buen entendedor, pocas palabras bastan, el comercio urbano hace ciudad y también sociedad, no lo olvide.
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