Opinión: Un deporte viejo, por Raul Bernat

Redacción - Tradesport27/06/2018
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Sí, la práctica deportiva ha crecido. Y bastante. Viniendo de donde veníamos solo podemos felicitarnos por el auge de deportes como el running, el bike o el fitness. Felicitarnos y agradecer a la crisis el peso que ha tenido en este necesario repunte. Más practicantes suele traducirse en más ventas. Y aunque el sector haya tenido muy poco que ver en este crecimiento, sí ha sabido aprovecharlo. Lógicamente.

Pero no todo son buenas noticias para el deporte. Quizás a nosotros, como sector, nos importe muy poco quien nos compra mientras las ventas vayan bien. Pero quizás haríamos bien en analizar cuál es el perfil de nuestro cliente. Y si lo hiciéramos, o si, simplemente, mirásemos las últimas estadísticas sobre práctica deportiva, nos daríamos cuenta, rápidamente, de un dato muy alarmante: los jóvenes no hacen deporte. La pirámide generacional, en España, hace tiempo que ha dejado de ser un triángulo más o menos definido. Se ensancha por arriba. La población es más vieja de lo que cabría esperar y eso, más allá de lo que pueda suponer a nivel económico, deja un panorama preocupante, también, para el sector. Y por si fuera poco, si esa pirámide la “definimos” en función de la práctica deportiva por edades, veremos claramente el preocupante hueco que hay entre la edad en la que se deja el deporte escolar y la edad en la que se suele volver a hacer deporte por salud, que suele ser a partir de los 35-40 años.

Los jóvenes no hacen deporte. Y es un problema generacional. De cultura deportiva. Y de hábitos. Running, bike, pádel, fitness, trail y otras muchas modalidades que, incluso en un entorno hostil, han ganado adeptos, lo han hecho en franjas de edad por encima de los 30-35 años. Con excepciones, obviamente, pero sin que los jóvenes sean protagonistas en el repunte.

Esos jóvenes, que dejan de hacer deporte cuando terminan la etapa escolar (sí lo hacían), son el cliente potencial más importante del sector. De todos los sectores. Y esperar a que cumplan los 35 para ocuparnos de ellos es muy arriesgado. Sobre todo, porque no tienen los hábitos. Ni la cultura. Tienen otra concepción del ocio. Incluso del deporte.

A estas alturas no se muy bien qué puede hacerse para que, entre los 12- 15 años y los 35 la práctica no caiga en picado. Las liguillas de fútbol o baloncesto con amigos, una salida en bici o un pádel antes de compartir una cerveza, no bastan. Hay que buscar soluciones. Y cuanto antes, mejor. El deporte a nivel universitario, por ejemplo, es para preocuparse. Para ser suave. Y es así desde siempre. Y no menos preocupante es lo poco, o nada, que hace el sector para fomentar el deporte entre estas franjas de edad. Hay cosas tan o más importantes que intentar colocarles las botas de Messi.

La cosa es muy simple. O entre todos buscamos soluciones para combatir esta brecha, o en unos años lo vamos a sufrir. Y mucho. Como sector y como sociedad.

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